domingo, 23 de diciembre de 2007

Festival Internacional de Jazz


La ciudad de Buenos Aires tendrá un Festival Internacional de Jazz bajo la dirección artística del pianista Adrián Iaies que se realizará entre el 15 y el 19 de octubre de 2008, informó este martes el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, en una conferencia de prensa. La decisión de Lombardi refuerza la línea anunciada por él de nombrar a artistas al frente de los máximos festivales artísticos de la ciudad, sucede al nombramiento del compositor y guitarrista Gustavo Mozzi ayer al frente de Festival de Tango, y desarma los rumores de una posible suspensión de estos eventos generados a partir gestiones anteriores. El nuevo festival, que tendrá carácter internacional, reemplaza al anterior Buenos Aires Jazz y Otras Músicas, con seis ediciones realizadas, y muta su fecha de realización de junio a octubre, una decisión tomada por Iaies "porque en junio es temporada alta en Europa y Estados Unidos y es imposible competir con esa oferta para la contratación de músicos". El pianista, que meses atrás editó la exquisita placa triple "Unodostres", explicó que el encuentro jazzístico tributará dos homenajes, con piezas especialmente arregladas para la ocasión, e incluye también la creación de una pieza de ballet, que será compuesta por el baterista Pepi Taveira y el trompetista Enrique Norris. En cuanto a los homenajes, uno será tributado a Astor Piazzolla, con arreglos propios del pianista Guillermo Romero sobre obras del bandoneonista marplatense y creaciones propias, y el otro se le rendirá al guitarrista de jazz Walter Malosetti con arreglos para orquesta del contrabajista Mariano Otero sobre temas de Malosetti. "Esto tiene que ver con una idea central del Festival, que es la posibilidad de comisionar a músicos a trabajar sobre proyectos puntuales, sobre cosas que quizás no hubieran hecho originalmente", resaltó Iaies sobre esta perspectiva. "No buscamos el típico homenaje en el que se juntan una serie de figuras sobre el escenario y se hace una ’jam session’, sino que buscamos plantearlo desde otro lugar, desde una perspectiva más innovadora", resaltó el pianista. Para Iaies "el festival no puede ser un muestrario que simplemente reúna en unos pocos días lo que sucede a lo largo del año sino que, en la mejor tradición de los festivales europeos, tiene que ser un lugar en el que se generen cosas y que a la vez sirva de estímulo para los músicos locales". En la misma línea, Lombardi resaltó que el nuevo encuentro jazzístico que organizará la ciudad "tiene que ser un lugar para promover la renovación y la vanguardia". "Un festival no tendría sentido si sólo se trata de mostrar o recopilar lo ya existente sino que se tiene que transformar en un espacio que promueva cosas nuevas", dijo el funcionario. El ministro de Cultura afirmó también que "la idea de internacionalizar el Festival busca jerarquizarlo, profesionalizarlo y ponerlo en la agenda de los festivales del mundo". Por otra parte agregó que su gestión aspira a que "así como agosto va a ser el mes del tango, octubre sea el mes del jazz en Buenos Aires". Respecto de las figuras internacionales que llegarían a Buenos Aires en octubre, si bien no dio nombres, Iaies señaló que "la idea es traer a músicos que no hayan venido". "Hay un vicio de traer siempre a la misma gente y en este Festival vamos a buscar que el público tenga la posibilidad de escuchar y descubrir a nuevos músicos y, en lo posible, que estén dispuestos a interactuar con músicos de acá que preparen música para la ocasión", remarcó. Otra de las ideas que se esbozaron en la presentación del nuevo encuentro jazzístico fue la realización de conciertos al aire libre pero señalando que la mayoría de las presentaciones se realizarán en salas cerradas y con entradas accesibles pero pagas. Además existe el proyecto de dejar registrados los principales conciertos para que luego sean editados por sellos independientes y que el festival pueda también promover actuaciones de los músicos invitados en el interior del país.
Lugares y Horarios
Buenos Aires: Festival Internacional de Jazz
Días y Horarios: Del 15 al 19 de octubre de 2008

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Jazz

La palabra jazz, referida a un género musical, aparece escrita por primera vez el 6 de marzo de 1913 en el periódico San Francisco Bulletin, cuando, al reseñar el tipo de música ejecutada por una orquesta del ejército, señaló que sus integrantes entrenaban a ritmo de ragtime y jazz.[ ]En estos primeros años, la forma del nombre oscila entre jaz, jas, jass, jasz o jascz, y, según Walter Kingsley, colaborador del New York Sun, "el término es de origen africano, común en la Costa del Oro africana y en las tierras del interior." No obstante, puede también que fuese un término originario del minstrel o del vodevil, o incluso del mundo árabe. Varios autores han subrayado también su relación con el acto sexual en el argot norteamericano.
El primer disco en el que apareció la palabra jazz como definidora de la música en él contenida lo grabó la Original Dixieland Band en enero de 1917 en Nueva York; durante ese año, además, se popularizaría el término, que probablemente se había convertido ya de uso común en la lengua oral entre 1913 y 1915.

Concepto
El jazz se caracteriza por eludir la ejecución de las interpretaciones a partir de la lectura fiel de una partitura (sin que ello quiera sugerir que sus músicos no dominan el lenguaje musical): la base de la interpretación jazzística y, consecuentemente, del estilo, es la improvisación, aunque en sí misma no sea la única característica definitoria del jazz; en cualquier caso, excepto en algunos casos de free jazz o de jam session, donde sí puede darse el caso de que no se trabaje sobre ningún tema ya conocido, improvisar significa que el intérprete recrea libremente el tema en cada ejecución del mismo sobre una determinada estructura armónica, ya sea en directo o en un estudio de grabación: la melodía es solo un pretexto para desarrollar una posible interpretación de la misma. En este sentido, la música de jazz se centra más en el intérprete que en el compositor.
La improvisación diferencia de forma primordial al jazz de otros estilos musicales de la tradición musical occidental, como la música clásica europea (aunque la improvisación también formase parte importante de la música clásica durante el periodo barroco, cuyos compositores dedicaron horas de estudio a las variaciones). En este sentido, el jazz recupera en la música occidental la improvisación como esencia musical, como existe en la mayor parte de las tradiciones musicales de origen no europeo, de las que también bebe el jazz, especialmente de los ritmos africanos, con predominio del uso de síncopas y de determinadas formaciones orquestales.
En cuanto a su repercusión pública, la subordinación de la melodía, el factor más valorado, por ejemplo, en la música pop, a la libertad creativa del artista, ha alejado históricamente al jazz de una presencia comercial masiva.
El formato de los temas jazzísticos es, en la mayoría de las interpretaciones, el del blues y el de la canción popular.
El patrón subyacente sobre el que se delinean melodías sincopadas y figuras rítmicas (frecuentemente, un ritmo aditivo[]) es metronómico y la organización armónica tonal emplea frecuentemente la escala del blues con fines melódicos. Son habituales recursos como las blue notes, las síncopas, los ritmos múltiples, los vibratos, los glissando...
El jazz es habitualmente interpretado por formaciones en las que destaca un instrumento solista acompañado de una sección rítmica (al menos, una batería, un contrabajo o bajo eléctrico y algún instrumento armónico como el piano, el banjo o la guitarra). Las formaciones pueden ser muy variables, desde solistas sin acompañamiento, grupos de solistas sin sección rítmica hasta las grandes Big Bands en las que la improvisación juega un papel secundario. La libertad interpretativa, que es definitoria del jazz, ha llevado al uso de un término histórico, swing, como sinónimo de una determinada calidad rítmica que es percibida de una forma completamente subjetiva en algunas interpretaciones, de las que se puede decir que tienen swing como un elogio.

Historia del jazz
Orígenes
El género se desarrolló en embrión a partir de las tradiciones de África occidental, Europa y Norteamérica que hallaron su crisol entre la comunidad afroamericana asentada en el sur de Estados Unidos.[]
Geográficamente, el jazz surge en el estado de Luisiana, concretamente en la zona de influencia de Nueva Orleans (cuna del estilo musical y principal centro jazzístico durante la primera época del jazz)[] , a donde llegaban grandes remesas de esclavos de color, fundamentalmente de la zona occidental de África, al sur del Sáhara, la zona denominada Costa de Marfil, Costa del Oro o Costa de los esclavos.
En muchas áreas del Sur de Estados Unidos, el batir de tambores estaba específicamente prohibido por la ley, de forma que los esclavos negros tuvieron que recurrir a la percusión mediante las palmas de las manos y el batir de los pies para disfrutar de sus fiestas y su música característica. Sin embargo, la prohibición no tuvo vigor en la llamada Place Congo (Congo Square) de Nueva Orleans, en la que hasta la Guerra de Secesión los esclavos tenían libertad para reunirse, cantar y acompañarse de verdaderos instrumentos de percusión tales como calabazas resecas y rellenas de piedrecitas, el birimbao, las quijadas, el piano de dedo pulgar o sanza, y el banjo de cuatro cuerdas.
Musicalmente, el jazz nace de la combinación de tres tradiciones: la autóctona estadounidense, la africana y la europea.
La comunidad afroamericana del sur de los Estados Unidos desarrolló su expresión musical a través de la improvisación creativa sobre el material que le proporcionaban las músicas religiosas (especialmente, los bailes y rituales vinculados al vudú) y seglares propias traídas de África, la tradición instrumental de las orquestas estadounidenses (sobre todo, las bandas militares) y las formas y armonías de la música europea.
Estas primeras manifestaciones musicales afroamericanas eran una mezcla de ritmos e instrumentos asociadas a la vida de los esclavos, por lo tanto interpretadas como canciones de trabajo y de diversión colectiva. La improvisación es ya, en estos primeros momentos, un componente esencial de estas músicas, que las contrapone a la música compuesta de los blancos.
Los esclavos fusionaron muchas de sus tradiciones africanas con el cristianismo protestante que les impusieron sus amos, lo que constituyó el caldo de cultivo apropiado para el desarrollo de los espirituales. Es importante observar el hecho de que, a pesar de las divergencias en ritmo, armonía y estilo interpretativo, la tradición musical europea que los esclavos conocieron en Estados Unidos ofrecía puntos de contacto con su propia tradición: así, la escala diatónica era común a ambas culturas. Si a esto se le añade el relativo aislamiento cultural en que vivía gran número de esclavos y la tolerancia de los amos respecto de su música, la consecuencia fue que pudiesen mantener íntegro gran parte de su legado musical en el momento de fusionarse con los elementos compatibles de la música europea y estadounidense, con lo que se consiguió un híbrido con notable influencia africana.
La finalización de la guerra que enfrentó el norte con el sur, permitió la llegada de gran cantidad de instrumentos musicales a las manos de los esclavos recién liberados, muchos de los cuales tomaron la música como forma de vida.
Con estos nuevos instrumentos y reuniendo todas las influencias musicales, se formaron las 'marching bands' y las bandas de música bailable de la época, que, a finales del XIX, suponían el formato habitual en lo que a conciertos de música popular se refiere. Los instrumentos de este tipo de grupos se convirtieron así en los instrumentos básicos del jazz: la corneta, el trombón, los 'reeds' o 'instrumentos de lengüeta' como el clarinete, y la batería.
Los músicos negros solían utilizar la melodía, la estructura y el ritmo de las marchas como punto de salida. Sin embargo, en el proyecto de la Dotación Nacional para las Humanidades ("Norte por Sur, de Charleston a Harlem") se dice: "(…) un espíritu negro, relacionado con el ritmo y la melodía, emergía desde los confines de la tradición musical europea, aun a pesar de que los intérpretes utilizaban instrumentos europeos. El gusto afroamericano por diversificar las melodías y remodelar los ritmos supuso la base de la que surgirían después muchos de los más grandes intérpretes del jazz."
Siguiendo la tradición afroamericana de Nueva Orleans, muchos músicos negros consiguieron ganarse la vida en pequeñas bandas que eran contratadas para tocar en funerales. Estas bandas africanizadas jugaron un papel embrionario en la articulación y diseminación de las formas tempranas del jazz. Viajando a través de las comunidades negras, desde el sur profundo a las grandes ciudades del norte, estos músicos pioneros consiguieron establecer el aullido, la estridencia, el libre desvarió, la "ragedia" (raggedy) y el espíritu del ragtime, dando vida a una más elocuente y sofisticada versión del ritmo. Así las cosas, las formas iniciales del jazz, con sus raíces populares y humildes, fueron básicamente el producto de músicos autodidactas.
El endurecimiento de las leyes ‘Jim Crow’ en Luisiana a finales del XIX (que promovían la segregación racial con el tristemente famoso "iguales pero separados") hizo que muchos músicos afroamericanos fueran expulsados de diversas bandas que mezclaban a blancos y a negros. La habilidad de estos artistas musicalmente formados, capaces de transcribir y leer aquello que en gran parte suponía un arte de improvisación, hizo posible conservar y diseminar sus innovaciones musicales, hecho que cobraría una importancia creciente en la ya cercana época de las grandes bandas.
Progresivamente, aparte de irse creando esos grupos de músicos negros que actúan de forma autónoma y conjuntada como tales, se van estandarizando algunos estilos o géneros:
Los field shouters o lamentos de los esclavos expresando la crueldad de sus largas horas de trabajo, a los que luego fueron incorporados algunos instrumentos occidentales y principalmente, el ritmo sincopado africano.
El blues: asociado a la descripción de un estado emocional desconsolado o marcado por la depresión, aunque no sea intrínsecamente pesimista: expresa problemas relacionados con la pobreza, la emigración, las disputas familiares, la opresión, pero los reconduce con su expresión hacia la experimentación de una catarsis que deriva bien en la resignación, bien en el optimismo. El entorno original del blues es el gueto negro urbano y la granja rural.[]
El blues cuenta con una historia en gran medida independiente del jazz, a pesar de que su papel crucial en la creación y desarrollo del jazz resulta innegable. El formato musical, la escala y los rasgos interpretativos del blues forman parte del jazz y son decisivos para la comprensión de dicho género.[]
Las worksongs o canciones de trabajo en las plantaciones de algodón;
También la música de baile de las plantaciones contribuyó con seguridad a la formación del jazz y sus intérpretes son probablemente un precedente de sus primeros combos. Esta música servía para acompañar el baile y la aportaba un grupo de tres músicos: violín, banjo y percusión ligera (que a finales del siglo XIX contarían también con contrabajo o violonchelo y trompeta o corneta);
La comedia, el vodevil y los minstrels;
Los espirituales;
Las marchas ejecutadas por brass bands, bandas callejeras que actuaban en desfiles, cortejos, etc.;
El ragtime, "la primera música negra que consiguió amplia popularidad y distribución comercial"[], y de enorme influencia en toda la música estadounidense y en la música clásica de la época en general.
La mayoría de las consideraciones musicales relativas al jazz anterior a 1917 son materia de especulación, pues apenas existen grabaciones de lo que hoy se suele conocer como jazz.[]
Se considera a Buddy Bolden, cornetista y director musical, como el primer músico de Nueva Orleáns que tocó jazz.
Los primeros músicos de jazz
Los primeros grupos musicales que tocaron música jazz se caracterizaban por poseer una sección rítmica cuya función no era melódica y que evolucionaría hasta componerse de piano, contrabajo y batería. En este sentido, la importancia del piano para el nuevo estilo fue fundamental:
Mientras que el pianista de ragtime operaba como una entidad autosuficiente que ejecutaba de modo simultáneo los elementos melódicos, aromónicos y rítmicos de la pieza, el pianista inscrito en un grupo de jazz se especializaba en dos de estas tres funciones: el patrón armónico y el ritmo propulsivo.[]
Por otro lado, el percusionista añadió vivacidad y síncopa a estos primeros combos jazzísticos. El instrumento melódico fundamental era la trompeta o corneta, que servía para delinear melodías sincopadas muy al estilo ragtime.
En cuanto a los músicos individuales, los pioneros del jazz fueron King Oliver, Freddie Keppard, Louis Armstrong, Jelly Roll Morton, Sidney Bechet y Buddy Bolden.
El ritmo de los grupos de Nueva Orleans (...) se caracterizaba por operar en tres niveles: el pulso de negra, el grupo armónico de blanca y el grupo melódico u ornamental de corchea. (...) La polifonía improvisada de la primera línea consistía en ornamentación, obbligato e invención contramelódica. (...) El conjunto musical incluía elementos formales provenientes del blues, el ragtime y la música popular[.]
Rítmicamente, los dos rasgos característicos del jazz de Nueva Orleans eran el break, originador de homofonía, y el stomp, con rasgos polifónicos.[]
Por lo demás, el jazz de los primeros tiempos tenían una clara funcionalidad social, tocándose en funerales, bodas, bailes, etc.

Desarrollo del jazz
Posteriormente, inaugurando la época del swing, (1923-1939) llegó King Oliver, con su "Creole Jazz Band" y grabó entre otras composiciones "Dippermouth Blues". Los tres solos a corneta de esa pieza, además de ser el punto de inflexión entre la música callejera y el jazz, fueron imitados sin contemplaciones hasta mucho tiempo después por un gran número de músicos. Louis Armstrong - segunda trompeta de su banda y discípulo suyo- retomó en la orquesta de Fletcher Henderson el estilo, el virtuosismo y la flexibilidad rítmica de Joe Oliver, superándolo y marcando un camino imborrable en el tiempo. Otro gran iniciador del camino de la improvisación fue Sidney Bechet, virtuoso del clarinete y el saxofón soprano, precursor del "solo" en el jazz, que también en 1923 cautivó a los oyentes de la nueva música con sus grabaciones de Wild Cat Blues, Kansas City Man Blues, y en especial, el magistral House Rent Blues.
Durante finales de los años veinte y hasta mediados de la década del 40, fueron las grandes bandas quienes dominaron la escena musical. El Swing se caracterizó por su carácter melódico que permitió que fuera una música perfecta para el baile por lo que su penetración mundial fue acelerada. Las composiciones seguían un formato escrito y no se daba gran libertad a la improvisación aunque esta no fuera la regla. En principio las grandes bandas eran raciales pero finalmente se fueron integrando músicos blancos y negros. Los más famosos directores de estas grandes bandas fueron Fletcher Henderson, Count Basie, Duke Ellington, Benny Goodman, entre otros.
El bebop (1940-1950), la revolución musical base de todo el jazz moderno, coincidió con la huelga de grabaciones que desde el 1 de agosto de 1942 hasta noviembre de 1944 llevaron a cabo todos los músicos organizados en torno a la Federación Estadounidense de Músicos (AFM). El efecto más perverso de esa huelga fue retrasar oficialmente el nacimiento de aquella nueva música que se estaba gestando en el norte del barrio de Harlem y en torno a un club ya histórico y desaparecido: El Minton's Playhouse de Harlem, en Nueva York. Charlie Parker fue el gran gestor de este género musical.
El cool o West Coast jazz, y el hardbop (1951-1969) convivieron durante este periodo de tiempo en una pugna por la hegemonía musical del jazz. Mientras en la Costa Oeste de Estados Unidos, Lennie Tristano, Lee Konitz, Dave Brubeck, Paul Desmond y otros músicos generalmente blancos le daban al jazz una impronta estilísticamente más culta, y presuntamente más funcional, en la Costa Este surgió con enorme fuerza alrededor del batería, Art Blakey, Horace Silver y los Jazz Messengers, un estilo que los negros neoyorquinos no dudaron en considerarlo no sólo como una respuesta al presunto amaneramiento del jazz, sino como legitimo heredero del bebop. Luego llegaron al jazz aires renovados que inauguraron toda una época: llegó el jazz libre o freejazz. Ornette Coleman fue acusado por los puristas de asesinar al jazz, pero cuando Miles Davis, entró en ese terreno con discos y aventuras musicales eléctricas, las críticas no sólo terminaron, sino que se volvieron alabanzas. John Coltrane, quien formó parte de algunas formaciones lideradas por Davis, es otro de los músicos insoslayables de este lenguaje musical.
En los años 1970, el jazz se mezcló con el rock para dar lugar a agrupaciones como Mahavishnu Orchestra, Weather Report, Return to Forever, bandas integradas por muchos de los músicos que habían participado del disco Bitches Brew de Miles Davis, representantes de un estilo llamado fusión o Jazz Rock. Ellos son: John Mc Laughlin, Chick Corea, Herbie Hancock, Dave Holland, Wayne Shorter, Ron Carter, Joe Zawinul, Jack DeJohnette, Billy Cobham, Lenny White. Si bien la moda del jazz-rock pasó, estos músicos desarrollaron -con algunos altibajos- carreras interesantes. Desde esa década -y hasta el presente-, aparecieron otros nombres: Jaco Pastorius -muerto trágicamente en 1987, víctima de un custodio de un bar-, Michael Brecker y su hermano Randy Brecker, Pat Metheny, Bill Frisell, Mike Stern, David Fiuczynski, Esbjörn Svensson Trio, etc.
La escena musical estadounidense a comienzos del siglo XX
Al inicio del siglo XX la sociedad estadounidense había comenzado a despojarse de la opresiva y rígida formalidad que había caracterizado a la era victoriana.
Desde el siglo XIX, con las canciones de comedia y 'trovadores' (los "minstrel shows") o las melodías de Stephen Foster, la influencia de las tradiciones musicales afroamericanas aparecía como parte integrante de la música popular estadounidense y lo hizo así durante generaciones.
Los clubes, las salas de baile y los cafés (‘tea rooms’) comenzaron a aparecer en todas las ciudades. Curiosamente los bailes llamados negros, que se inspiraban en movimientos africanos –como el ‘shimmy’, el ‘turkey trot’, el ‘chicken scratch’, el ‘monkey glide’, y el ‘bunny hug’- fueron adoptados por un público blanco. El ‘cake walk’, desarrollado por esclavos como parodia de los bailes formales de sus amos, se convirtió en el último grito. El público blanco aprendía estos bailes viéndolos primero en programas de vodevil y observando luego a bailarines profesionales en los clubes.
En aquellos tiempos la música de baile popular no era el jazz aunque se encontraban ya formas precursoras, por ejemplo en la experimentación e innovación musical del blues o el ragtime, que pronto florecerían como jazz. Compositores neoyorquinos (los conocidos como el grupo de la ‘Tin Pan Alley’, entre ellos Irving Berlin), incorporaron la influencia del ragtime a sus composiciones aunque apenas utilizaban los mecanismos específicos que eran naturales a los artistas del jazz –los ritmos, las blue notes. Pocas cosas consiguieron más para hacer popular este tipo de música que el éxito de Berlin de 1911 llamado "Alexander's Ragtime Band", que se convirtió en una auténtica locura tanto en los Estados Unidos como en Europa (especialmente en Viena). Aunque la canción no estaba escrita como un ragtime, la letra describe a un grupo de jazz que convertía canciones populares a ritmos de jazz –como en la línea donde dice: "si quieres oír el ‘Swanee River’ tocado en ragtime…".
El ‘Jazz’ de Nueva Orleans
Una gran cantidad de estilos regionales contribuyeron al desarrollo inicial del jazz. Probablemente el primer movimiento musical al que comúnmente se denominó jazz (frecuentemente escrito 'jass' entonces) fue el desarrollado en el área de Nueva Orleans, en Luisiana.
La ciudad de Nueva Orleans y las áreas circundantes siempre han sido un centro musical regional. Gente de diferentes naciones de África, Europa y Latinoamérica contribuyeron al rico patrimonio musical de Nueva Orleans. En la era colonial de Francia y España, los esclavos tenían más libertad de expresión cultural que los de las colonias inglesas que luego se convertirían en los Estados Unidos. En las colonias protestantes, la música africana era vista como "pagana" y era comúnmente suprimida, mientras que en Louisiana era aceptada. Las celebraciones musicales africanas se siguieron celebrando en "Congo Square" en Nueva Orleans hasta por lo menos 1830, a las que también asistían blancos interesados, y algunas de sus melodías y ritmos fueron usados en las composiciones del compositor Louis Moreau Gottschalk. Además de la población esclava, Nueva Orleans también tenía la mayor comunidad de gente de color libre en Norteamérica, quienes se enorgullecían de su educación y usaban instrumentos europeos para ejecutar música europea y sus propias canciones de folk.
De acuerdo con muchos músicos de Nueva Orleans que recordaban la época, las figuras clave en el desarrollo del nuevo estilo fueron el extravagante trompetista Buddy Bolden y los miembros de su banda. Bolden es recordado como el primero en tomar el blues -hasta el momento una música folclórica cantada y acompañada por instrumentos de cuerda o armónica- y arreglarlo para instrumentos de metal. La banda de Bolden tocó blues y otras canciones, "variando la melodía" constantemente (improvisando), creando una sensación en la ciudad y rápidamente fueron imitados por muchos otros músicos.
Hacia principios del siglo XX, viajeros que visitaban Nueva Orleans remarcaban la habilidad de las bandas locales para tocar "ragtime" con una vitalidad que no se escuchaba en otros lados.
Las características que apartaron el temprano estilo de Nueva Orleans de la música ragtime que se tocaba en otros lados fue la mayor libertar en la improvisación rítmica. Los músicos de ragtime le daban un ritmo sincopado y ejecutaban una nota dos veces (a la mitad del valor de tiempo), mientras que el estilo de Nueva Orleans usaba una improvisación rítmica más intrincada a menudo colocando notas lejos del golpe tácito (comparen, por ejemplo, el piano de Jelly Roll Morton con los de Scott Joplin). Los músicos del estilo de Nueva Orleans también adoptaron mucho vocabulario del blues, incluyendo notas dobladas, notas de blues y "gruñidos" instrumentales no usados en los instrumentos europeos.
Las figuras clave en el desarrollo temprano del nuevo estilo fueron Freddie Keppard, que dominó el estilo de Bolden; Joe Oliver, que tenía un estilo más profundamente basado en el blues que el de Bolden's; y Kid Ory, un trombonista que ayudó a cristalizar el estilo con sus banda contratando a muchos de los mejores músicos de la ciudad. El nuevo estilo también fue dirigido a los jóvenes blancos, especialmente a los hijos de inmigrantes de la clase trabajadora, quienes adoptaron el estilo con entusiasmo. Papa Jack Laine lideró una banda multi-étnica por la que pasaron casi dos generaciones de músicos blancos de jazz de Nueva Orleans (y también una cantidad de gente de color).

Otros estilos regionales
Mientras tanto, otros estilos regionales se estuvieron desarrollando, los cuales influenciarían el desarrollo del jazz.
El ministro afroamericano Reverendo Daniel J. Jenkins de Charleston (Carolina del Sur), fue una figura insólita de gran importancia en el temprano desarrollo del jazz. En 1891, Jenkins estableció el Orfanato Jenkins para niños y cuatro años después instituyó un riguroso programa musical en el cual los jóvenes del orfanato eran educados en música religiosa y secular contemporánea, incluyendo overturas y marchas. Huérfanos precoces y fugitivos, algunos de los cuales tocaban ragtime en bares y burdeles, fueron enviados al orfanato para su "salvación" y rehabilitación, y también para que hicieran su contribución a la música. Siguiendo la moda de los Fisk Jubilee Singers y de la Universidad de Fisk, las bandas del orfanato Jenkins viajaron mucho, ganando dinero para mantener el orfanato. Era un costoso emprendimiento. Jenkins recibía anualmente en el orfanato aproximadamente 125 - 150 "ovejas negras", y muchos de ellos recibieron entrenamiento musical formal. Menos de 30 años después, cinco bandas actuaban nacionalmente, y una de ellas viajaba a Inglaterra -en contra de la tradición Fisk. Sería difícil exagerar la influencia de las bandas del Orfanato Jenkins en el temprano jazz, dado que sus miembros llegaron a tocar con leyendas del jazz como Duke Ellington, Lionel Hampton y Count Basie. Entre ellos estuvieron los virtuosos trompetistas Cladys "Cat" Anderson, Gus Aitken y Jabbo Smith.
En el norte de Estados Unidos, se desarrolló un estilo "caliente" de tocar ragtime. Centrándonos en la ciudad de Nueva York, se puede encontrar este estilo en las comunidades afroamericanas desde Baltimore hasta Maryland. Algunos comentaristas posteriores han categorizado esta forma musical como una temprana forma de jazz, mientras que otros discrepan. Fue caracterizado por su ritmo jovial, pero carecía de la influencia "blues" de los estilos sureños. Las versiones solistas de piano del estilo norteño fueron tipificadas por pianistas como el célebre compositor Eubie Blake (un hijo de esclavos cuya carrera musical se extendió durante ocho décadas). James P. Johnson tomó el estilo norteño y en 1919 desarrolló un estilo propio para tocar que fue conocido como "stride", también conocido como "barrelhouse piano". En este estilo, la mano derecha toca la melodía, mientras que la izquierda camina o "da saltos" de un compás más rápido a uno más lento, manteniendo el ritmo. Johnson influyó a pianistas posteriores como Fats Waller, Willie "The Lion" Smith, Art Tatum y Billy Kyle.
El principal líder orquestal de este estilo fue James Reese Europe, y sus grabaciones de 1913 y 1914 preservan un raro vislumbre de la cumbre de este estilo. Fue durante estos tiempos cuando la música de Europe influyó en un entonces joven George Gershwin, quien compondría la clásica "Rapsodia en azul" ("Rhapsody in Blue") inspirada en el jazz. En la época en que Europe grabó nuevamente, en 1919, George Gershwin incorporó a su vez la influencia que había tenido en él el estilo de Nueva Orleans a su música. Las grabaciones de Tim Brymn dieron a las generaciones siguientes una mirada diferente del "caliente" estilo norteño sin ser demasiado evidente la influencia de Nueva Orleans.
A comienzos de 1910 en Chicago, un tipo popular de bandas de baile consistió en un saxofón tocando una melodía vigorosamente: Bud Freeman era su nombre. La ciudad pronto cayó en una fuerte influencia de los músicos de Nueva Orleans, y el estilo más antiguó se fusionó con el de Nueva Orleans para formar lo que sería llamado "Chicago Jazz".
A las orillas del Mississippi desde Memphis, Tennessee, hasta Saint Louis, Missouri, se desarrolló otro estilo de bandas que incorporaron el Blues. El compositor y líder más famoso de este estilo fue el "Padre del Blues", W.C. Handy. Mientras que en algunos aspectos era similar al estilo de Nueva Orleans (la influencia de Bolden se difundió a lo largo del río), carecía de la libre improvisación de los estilos más sureños. Handy, por muchos años acusó al jazz de ser innecesariamente caótico, y en su estilo la improvisación estaba limitada a cortos rellenos entre frases considerándolo inapropiado para la melodía principal.

Fuentes
La primera versión de este artículo fue traída de http://www.apoloybaco.com con permiso de los autores.
Tirro, Frank, Historia del jazz clásico, MaNonTroppo-Ediciones Robinbook, Barcelona, 2001.
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Danza Clásica

El ballet o danza clásica es un género de danza clasica, donde puede ser dramatica, romantica,alegre , triste ect.., que puede expresar cualquier tipo de sentimientos. Es, también, el nombre específico dado a una forma concreta de danza y su técnica. Según las épocas, los países o las corrientes el espectáculo coreográfico puede incluir: danza, mímica, y música (de orquesta y coral), decorados y maquinaria.
También se utiliza el término ballet para designar la pieza musical compuesta, a propósito, para que sea interpretada por medio de la danza. El Ballet está considerado como una de las Artes Escénicas.

Historia
El Ballet nació en Italia, pero alcanzó su máxima expresión en Francia durante el reinado del rey Luis XIV. En Francia, el vestuario, la música, la decoración y el lenguaje corporal, tomaron una gran importancia.
Entrenamiento
Hay 7 estilos de entrenamiento en el ballet. Los más comunes son:
>El Ruso: Vaganova >El Italiano: Cecchetti >El Inglés: Royal (Royal Academy of dance) >El Americano: Balanchine
También hay Frances, Cubano y Australiano, entre otros. etc etc

Generalidades
El ballet existe en tanto que pieza autónoma, pero puede intercalarse, también, entre las escenas de una ópera o de una obra de teatro a modo de divertimento. El ballet cortesano francés, es contemporáneo de los primeros ensayos de la monodía dramática de Florencia (los intermedios, de finales del siglo XVI. De las representaciones de los ballets de la corte nacen las óperas-ballet y las comedias-ballet de Lully y de Molière.
El ballet intercalado, insertado en una ópera, es específico del arte lírico francés, como se refleja en las representaciones de las tragedias líricas de Lully y de Rameau. La reforma de Noverre (ballet de acción) e incluso las de Gluck. El ballet moderno comprende una sucesión de episodios que se encadenan de manera continua. Las concepciones wagnerianas ya no contemplan la práctica del ballet intercalado. En el siglo XX, el ballet es objeto de toda clase de renovaciones y experimentos. El estreno en 1913 de la La consagración de la primavera de Ígor Stravinski con una coreografía de Vaslav Nijinski provocó uno de los mayores escándalos de la historia de la música y de la danza. El ballet moderno, sin embargo, mantiene un lenguaje más clásico (Maurice Ravel La Valse 1920), que con su estilización retoma las concepciones del ballet clásico: Richard Strauss, suite de danzas de El Burgués gentilhombre ("Le Bourgeois gentilhomme"); Ígor Stravinski, Apolo Musageta (Stravinski) ("Apollon musagète").

Tango

El tango es un estilo musical y una danza rioplatense, propio de las ciudades de Buenos Aires, Montevideo y Rosario, de naturaleza netamente urbana y renombre internacional. Musicalmente tiene forma binaria (tema y estribillo) y compás de cuatro cuartos (a pesar de que se le llama «el ritmo del dos por cuatro»). Clásicamente se interpreta mediante orquesta típica o sexteto y reconoce al bandoneón como su instrumento esencial.
La coreografía, diseñada a partir del abrazo de la pareja, es sumamente sensual y compleja. Las letras están compuestas con base a un argot local llamado lunfardo y suelen expresar las tristezas, especialmente «en las cosas del amor»,[] que sienten los hombres y las mujeres de pueblo, circunstancia que lo emparenta en cierto modo con el blues.
Enrique Santos Discépolo, uno de sus máximos poetas, definió al tango como «un pensamiento triste que se baila».
Concepto
Orígenes culturales: arte urbano de fusión
Si bien el tango reconoce lejanos antecedentes africanos, latinoamericanos y europeos, sus orígenes culturales se han fusionado de tal modo que resulta casi imposible reconocerlos. En esencia el tango es una expresión artística de fusión, de naturaleza netamente urbana y raíz suburbana («arrabalero»), que responde al proceso histórico concreto de la inmigración masiva, mayoritariamente europea, que reconstituyó completamente las sociedades rioplatenses, especialmente las de Buenos Aires y Montevideo, a partir de las últimas décadas del siglo XIX.
Argentina, que en 1850 contaba con 1,1 millón de habitantes, recibió 6,6 millones de inmigrantes entre 1857 y 1940. Uruguay sufrió un proceso similar. Se trata de una experiencia humana «aluvial», casi sin parangón en la historia contemporánea.
A diferencia de otras zonas del mundo, los inmigrantes que llegaron al Río de la Plata a partir de la segunda mitad del siglo XIX, superaban en cantidad a las poblaciones nativas y fueron parte de un intensivo proceso de mestizaje multicultural y multiétnico, en gran medida inducido por el Estado a través de una formidable promoción de la escuela pública laica.
El tango es hijo directo de ese intenso mestizaje. Se sabe que los primeros tangueros eran afroargentinos y afrouruguayos;[ ]que el bandoneón proviene de Alemania; que su sensualidad deriva de su origen prostibulario, donde los inmigrantes europeos que llegaban solos a buscar empleo mantenían relaciones sexuales con las nativas, mayoritariamente afroargentinas e indoamericanas denominadas «chinas». Se sabe también que el argot del tango, el lunfardo, está plagado de expresiones italianas y africanas; que su ritmo y clima nostálgico está emparentado con la habanera cubana; y que «tango, milonga, malambo y candombe», son parte de una misma familia musical de raíces africanas y costumbres proveniente de los gauchos que migraron a la ciudad.
Sin embargo el tango no se confunde ni deriva de ningún estilo musical en particular. Ernesto Sábato dice que por sobre todas las cosas el tango es un híbrido, una expresión original y nueva que deriva de una movilización humana gigantesca y excepcional.
Sexo y tristeza
El deseo sexual, sublimado en sensualidad, y la tristeza o melancolía, derivada de un estado permanente de insatisfacción, son los componentes centrales del tango. En sus orígenes esos sentimientos afloraron de la dura situación de millones de trabajadores inmigrantes mayoritariamente varones, solitarios en una tierra extraña, acudiendo masivamente a los prostíbulos, donde el sexo pago acentuaba «la nostalgia de la comunión y del amor, la añoranza de la mujer» y la evidencia de la soledad.[] El tango emergió así de un «resentimiento erótico»[] masivo y popular, que condujo a una dura reflexión introspectiva, también masiva y popular, sobre el amor, el sexo, la frustración y finalmente el sentido de la vida y la muerte para el hombre común.
En el curso del siglo XX y con la importancia que adquirió la sexualidad y la introspección, así como una visión existencial y menos optimista de la vida, el tango desarrolló sus componentes básicos como una expresión artística notablemente relacionada con la problemática del hombre contemporáneo. Sábato reflexiona que la reunión en el tango de componentes marcadamente "existenciales" con el temple metafísico, es lo que hace de esta danza o estas canciones una expresión artística singular en todo el mundo.
El arrabal
El tango es un arte de raíz suburbana, «arrabalero», derivado de su naturaleza popular. Surge y se desarrolla en los barrios de trabajadores que rodean a las ciudades rioplatenses: el «arrabal». Para el tango el arrabal es la musa inspiradora, el lugar de pertenencia que no se debe abandonar, ni traicionar, ni olvidar. Por sobre todas las cosas, el tanguero es un hombre (y una mujer) «de barrio». En el lenguaje del tango, el arrabal y el centro componen dos polos opuestos: el arrabal, muchas veces unido indisolublemente a los amigos y a «la vieja», expresa lo verdadero y lo auténtico, en tanto que el centro suele expresar lo pasajero, «las luces» que encandilan, el fracaso.
El sentimiento de pertenencia al arrabal ha llevado al tango a construir culturas de barrio, a darles personalidad. Sobre todo en Buenos Aires, el tango está indisolublemente ligado a la identidad de «los 100 barrios porteños». La ciudad del tango es una ciudad vivida desde el arrabal.
La música
Jorge Luis Borges destacaba que la música de tango está tan conectada con el mundo rioplatense que cuando un compositor, de cualquier otra parte del mundo, pretende componer un tango «descubre, no sin estupor, que ha urdido algo que nuestros oídos no reconocen, que nuestra memoria no hospeda y que nuestro cuerpo rechaza».[]
Esa característica fuertemente local del tango, imbricada con el ritmo y la musicalidad del lenguaje rioplatense, ha sido reiteradamente señalada.
Una de las primera características de la música tanguera fue la exclusión de los instrumentos de viento-metal y percusión, quitándole estridencias con el fin de construir una sonoridad intimista y cálida, capaz de transmitir la sensualidad que lo definió desde un principio.
El bandoneón es el corazón de la música de tango. Se ha dicho que «bandoneón y tango son la misma cosa». De origen alemán, fue adoptado por los tangueros al iniciarse el siglo XX para reemplazar la presencia inicial de la flauta y completar el sonido inconfundible del tango. Cátulo Castillo le atribuye «...al bandoneón la definitiva sonoridad de lamento que tiene el tango, su inclinación al quejido, al rezongo».[] El bandoneón le impuso al tango su definitiva forma compleja, integrando la melodía en una base simultáneamente rítmica y armónica.[]
Esta complejidad melódica-rítmica-armónica, será fortalecida más adelante con la incorporación del piano, en sustitución de la guitarra, y el desarrollo de una técnica de ejecución especialmente tanguera, fundada en la percusión rítmica. De este modo la base instrumental del tango queda definida como trío de bandoneón, piano y violín.
Sobre la base de sus instrumentos básicos se conforma la orquesta típica de tango, inventada originalmente por Julio de Caro en los años veinte y consolidada principalmente en forma de sexteto con la siguiente integración: piano, dos bandoneones, dos violines y contrabajo. La orquesta de tango, propiamente dicha, sigue el mismo esquema, ampliando el grupo de bandoneones, y agregando violas y violoncellos al grupo de las cuerdas.
El tango nació como música instrumental exclusivamente para ser bailado. Con el tiempo incorporó el canto, casi siempre solista, eventualmente a dúo, sin coro, pero manteniendo de manera bastante marcada la separación entre tangos instrumentales y tangos cantados.
Musicalmente el tango tiene forma binaria. Originalmente escrito en compás de 4/8 terminó escribiéndose en compás de 2/4.
Las letras
Las letras están compuestas en base a un argot local llamado lunfardo y suelen expresar las tristezas, especialmente «en las cosas del amor»,[] que sienten el hombre y la mujer de pueblo, circunstancia que lo emparenta con el blues.
La poesía tanguera tiene la inhabitual característica de ser considerablemente compleja, con el uso de metáforas y reflexiones filosóficas y al mismo tiempo muy popular, sobre todo en los estratos más humildes de la población.
Imágenes como «el misterio de adiós que siembra el tren» que utiliza Homero Manzi en Barrio de tango (1942), o «las nieves del tiempo platearon mi sien» de Carlos Gardel en Volver (1935), o «tu mezcla milagrosa de sabihondos y suicidas» creada por Enrique Santos Discépolo en Cafetín de Buenos Aires (1948), o «tinta roja en el gris del ayer» que Cátulo Castillo puso en Tinta roja (1941), reúnen una alta complejidad poética y al mismo tiempo una alta popularidad, que ha persistido con los años.
Los temas principales y más conocidos de las letras de tango son el desengaño amoroso y el paso del tiempo, pero también la ciudad y sus personajes, la problemática social y política, el amor, la muerte, el fútbol y el mismo tango.
El desengaño amoroso como tema central del tango es un lugar común, aunque sólo parcialmente cierto. Probablemente lo que llama la atención en la forma en la que el tango aborda el desengaño amoroso, sea el contraste del hombre «duro» y orientado al machismo, emocionalmente restringido, que se abre en las letras del tango, mostrando su interioridad y la profundidad de su sufrimiento. En el tango los hombres lloran y hablan de sus emociones, en un mundo en el que los hombres no deben llorar ni exponer sus sentimientos.
La reflexión sobre el tiempo es una característica muy especial de las letras de tango, quizás tanto o más que el desengaño amoroso, mismo. Prácticamente todos los tangos contienen una mirada desagarrada sobre el efecto destructivo del tiempo sobre las relaciones, las cosas y la vida misma. Por sobre todas las cosas el poeta tanguero manifiesta su impotencia ante esa «fiera venganza la del tiempo»[] y expresa «el dolor de ya no ser».[]

La cantautora Eladia Blázquez (1931-2005)
Ejemplos de tangos clásicos por tema:
El desengaño amoroso: Mano a mano (Celedonio Flores), Uno (Discépolo), Nostalgia (Discépolo), Esta noche me emborracho (Discépolo), Amargura (Le Pera).
El paso del tiempo: Volver (Le Pera), Caminito (Coria Peñaloza), El corazón al sur (Eladia Blázquez), Tinta roja (Castillo).
Problemática social: Cambalache (Discépolo), Que vachaché (Discépolo), ¿Dónde hay un mango, viejo Gómez? (Pelay), Chiquilín de Bachín (Ferrer).
La muerte: Sus ojos se cerraron (Le Pera), Adiós muchachos (Veldani), Adiós Nonino (Eladia Blázquez).
El amor: El día que me quieras (Le Pera), De todo te olvidas (cabeza de novia) de Cadícamo, Amores de estudiante (Le Pera), Los mareados (Cadícamo).
La ciudad: Mi Buenos Aires querido (Le Pera), Cafetín de Buenos Aires (Discépolo), Barrio de tango (Castillo), A media luz (Lenzi), Yo soy la morocha (Villoldo), Balada para un loco (Ferrer), Sur (Manzi).
El tango: Malena (Manzi), Che, bandoneón (Manzi), El firulete (Taboada), La canción de Buenos Aires (Romero), Así se baila el tango (Marvil), Pa’ que bailen los muchachos (Cadícamo), Siga el baile (Warren), Che, papusa, oí (Cadícamo), La última curda (Castillo).
Existe también poesía y prosa tanguera o lunfarda creada sin ser pensada para formar parte de una canción. Entre ellos puede citarse a Julián Centeya, Celedonio Flores, Carriego, Evaristo, Atilio Jorge Castelpoggi, Carlos de la Púa, Martina Iñiguez, Orlando Mario Punzi, Juan Carlos Lamadrid, Luis Luchi, Héctor Gagliardi, entre muchos. El propio Jorge Luis Borges tiene textos que pueden ser considerados tangueros como el poema Jacinto Chiclana y el cuento El hombre de la esquina rosada.

La danza
La sensualidad del tango
La coreografía, diseñada a partir del abrazo de la pareja, es sumamente sensual y compleja. La complejidad de los pasos no hace a la expresión o a lo que se quiere trasmitir durante el baile. Se trata de expresar un sentimiento pleno de sensualidad y no de sexualidad, donde lo primordial no son sólo los pasos o las figuras que hacen los bailarines con los pies. De nada vale una técnica perfecta, o una sincronización perfecta, cuando la expresión facial de los bailarines no trasmiten sentimientos. Todo en la danza del tango está unido, las miradas, los brazos, las manos, cada movimiento del cuerpo acompañando la cadencia del tango y acompañando lo que ellos están viviendo: un romance de tres minutos, entre dos personas que a lo mejor recién se conocen y que probablemente no tengan una relación amorosa en la vida real.
El tango trasciende y llega al corazón de los que contemplan a los bailarines, gracias a los sentimientos que ellos ponen en el baile y obviamente a la calidad de sus coreografias. Cada estrofa musical, cada pasaje, cada tango tiene distintos momentos, no se puede bailar un tango completo siguiendo un patron de conducta idéntico para toda la melodía. Hay cadencias tristes, alegres, sensuales o eufóricas, finales silenciosos o grandiosos, musica in-crescendo o musica in-diminuendo, solo expresa sentimientos y estos son los que los bailarines transportan a sus pies y a su cuerpo todo.

Historia del tango
Buenos Aires cerca del 1900. Jóvenes trabajadores bailan tango entre hombres y escuchan a un bandoneonista en la vereda.
Prehistoria del tango
Véase también: Anexo:Antiguos títulos procaces en el tango
El tango apareció en el Río de la Plata y sus zona de influencia, en la segunda mitad del siglo XIX en el marco socio-cultural de las grandes oleadas migratorias de los más variados orígenes internos y externos, que recibió entonces esa región. Buenos Aires, Montevideo y Rosario se disputan ser el lugar en el que nació.[] Otros puertos fluviales como Campana y Zárate también registran antiguos antecedentes tangueros. Se trató de una música eminentemente popular, rechazada y prohibida por las clases altas y la Iglesia Católica, por lo que se desarrolló en los barrios pobres de los suburbios (los arrabales), los puertos, los prostíbulos, los bodegones y las cárceles, donde confluían los inmigrantes. Allí se fueron fusionando libremente las formas musicales más diversas (candombe, payada, milonga, habanera, tango andaluz, polca, vals, etc.), provenientes de los orígenes más diversos (africanos, gauchos, hispanos coloniales, indígenas, italianos, judíos, alemanes, andaluces, cubanos, etc.), hasta formar el tango. Se estima que la transición duró alrededor de cuarenta años para afianzarse como un género plenamente constituido en la última década del siglo XIX.[]
En 1857, el músico español Santiago Ramos compuso uno de los primeros temas de aire tanguero que se conozca, Tomá mate, che, un tango con letra rioplatense pero con arreglos musicales de estilo andaluz. El tema formaba parte de la obra El gaucho de Buenos Aires, estrenada en el Teatro de la Victoria.[]
En 1874 se ha documentado el primer tango que alcanzó difusión popular masiva. Se trata de El Queco, también de estilo musical andaluz, con una letra sobre las «chinas» (las mujeres argentinas de origen indígena o africano) que trabajaban de prostitutas en los burdeles.[]
En 1876 se hizo muy popular un tango-candombe llamado El merenguengué, que se convirtió en éxito en los carnavales afroargentinos que se celebraron en febrero de ese año.[]
En las décadas del ochenta y del noventa se multiplicaron los tangos, la mayoría de origen prostibulario: La clavada, La franela, El serrucho, Con qué tropieza que no dentra, Qué polvo con tanto viento, Colgate del aeroplano, Dejala morir adentro, Va Celina en la punta, Concha sucia, La concha de la lora («lora» era el término utilizado para referirse a las prostitutas europeas), entre otros.
Se interpretaba con violín, flauta y guitarra. El bandoneón, que le dió forma definitiva al tango, recién llegaría al Río de la Plata allá por el 900, en las valijas de inmigrantes alemanes. No existen partituras de esta etapa originaria, porque los músicos de tango de entonces no sabían escribir la música y probablemente interpretaban sobre la base de melodías existentes, tanto de habaneras como de polkas. La primera de la que existe registro es La Canguela (1889) y se encuentra en el Museo de la Partitura de la Ciudad de Rosario.
Los títulos procaces pueden ser consultados en un anexo especial. Varios años después, a partir de los años treinta, los gobiernos militares y autoritarios, prohibieron las letras y títulos procaces, por lo que la mayoría de ellos desaparecieron, mientras que otros fueron reescritos, como el famoso Concha sucia, que fue reescrito por Francisco Canaro como Cara sucia.
Allá por el novecientos: Villoldo, partituras, grabaciones y el bandoneón
Poco antes de que comenzara de Primera Guerra Mundial en 1914 el Emperador de Alemania, Guillermo II prohibió que los oficiales prusianos bailaran el tango si vestían uniforme. El órgano oficial del Vaticano, L'Osservatore Romano, apoyó abiertamente la decisión en los siguientes términos:
El Kaiser ha hecho lo que ha podido para impedir que los gentilhombres se identifiquen con la baja sensualidad de los negros y de los mestizos (...) ¡Y algunos van por ahí diciendo que el Tango es como cualquier otro baile cuando no se lo baila licenciosamente!. La danza Tango es, cuanto menos, una de aquellas de las cuales no se puede de ninguna manera conservar ni siquiera con alguna probabilidad la decencia. Porque, si en todos los otros bailes está en peligro próximo la moral de los bailarines, en el tango la decencia se encuentra en pleno naufragio, y por este motivo el emperador Guillermo lo ha prohibido a los oficiales cuando éstos vistan uniforme.[]
La Guardia Vieja
El cantautor Carlos Gardel, símbolo mundial del tango
Los más antiguos compositores e intérpretes de tango que se conocen aparecieron en las dos primeras décadas del siglo XX. En el Museo de la Partitura Histórica (de Rosario) se encuentra el primer tango registrado como tal, La canguela, de 1889. El primer tango con autor conocido es El entrerriano, de Rosendo Mendizábal, publicado en 1898. Ángel Villoldo, Roberto Firpo y Francisco Canaro fueron famosos y populares autores e intérpretes de tango.
En aquellos años, en los que los hijos de familias ricas llevan a París el tango que habían aprendido en su frecuentación de los lupanares, comienza una nueva era para el género, con el aporte de músicos mejor preparados y la incorporación de letras evocativas del paisaje del suburbio, de la infancia y de amores contrariados.
Carlos Gardel es el mejor y el más recordado cantante de tango de los años veinte y treinta. Muchos de los temas que interpretaba los compuso él mismo y encargó sus letras a su inseparable compañero Alfredo Le Pera. Gardel, que comenzó su carrera en comités políticos de los suburbios fabriles de Buenos Aires, cantó en París y en Nueva York, filmó varias películas en EE. UU. y murió en un accidente de aviación en Medellín (Colombia). Entonces se convirtió en un mito para los rioplatenses.
La Edad de Oro
El bandoneonista Aníbal Pichuco Troilo (1914-1975)
Músicos como Pascual Contursi, Juan Carlos Cobián, Julio De Caro, Osvaldo Fresedo, cantantes como Ignacio Corsini, Sofía Bozán, Rosa Quiroga, Agustín Magaldi, integraron lo que se conoció como la «nueva guardia» del tango en aquella época.
La del cuarenta fue una década dorada para el género, que se interpretaba ya en locales nocturnos de lujo, cuyos ambientes alimentaron a su vez a los letristas, que en sus versos contraponían el lujurioso cabaret y los desbordes de la vida nocturna a la infancia en el arrabal, paisaje éste que adquirió entonces ribetes míticos de paraíso perdido.
Grandes orquestas, como las de Osvaldo Pugliese, Aníbal Troilo (1914-1975), Carlos Di Sarli, Horacio Salgán (1916-), actuaban a la vez en los cabarés del centro y en salones barriales, y, con ellos, creció enormemente la industria discográfica en la Argentina. Letristas de gran vuelo —Enrique Santos Discépolo, Homero Manzi, Enrique Cadícamo, Cátulo Castillo— dieron al tango composiciones inolvidables, signadas por la amarga crítica de costumbres (Discépolo), el matiz elegíaco y las metáforas inspiradas en grandes poetas (Manzi, Castillo), la recurrente pintura de ambientes sofisticados con resonancias del poeta modernista Rubén Darío (Cadícamo). Notables cantantes de la época fueron el Polaco Goyeneche, Ángel Vargas y Edmundo Rivero.
Décadas del 60 y del 70: renovación y tango de vanguardia
El dúo Ástor Piazzolla-Horacio Ferrer, decisivos en la renovación del tango en los años sesenta
Desde fines de la década del 50 comenzarían a surgir corrientes tangueras renovadoras. Los primeros fueron músicos como Mariano Mores y Aníbal Troilo que empezaron a experimentar con nuevas sonoridades y temáticas. Pero el renovador indiscutido fue el marplatense Ástor Piazzolla.
Ástor Piazzolla alternaba entre las tardes de música clásica en el Teatro Colón y su pasión por Ígor Stravinski y Bela Bártok, con las noches de tango, y su desempeño como bandoneonista y arreglador musical de la orquesta de Aníbal Troilo (1914-1975). Fusionando creativamente las influencias más diversas, Piazzolla introdujo en el tango armonías disonantes y bases rítmicas intensas y nerviosas que produjeron una transformación radical del género.
La música de Piazzolla produjo una apasionada controversia entre tradicionalistas y renovadores, sobre si «eso» era o no tango. El punto culminante de esa controversia fue el Festival de la Canción de Buenos Aires realizada en el Luna Park en 1969, en el que Ástor Piazzolla y el uruguayo Horacio Ferrer presentaron un valsecito tanguero, Balada para un loco, interpretado por Amelita Baltar en la sección correspondiente al tango. La canción produjo un escándalo descomunal que llevó a los organizadores a cambiar las reglas para evitar que Balada para un loco ganara el festival. Pese a ello, el nuevo tango-canción, ganó la adhesión popular, especialmente entre los jóvenes y se volvió un éxito de ventas como hacía años que el tango no tenía.
El dúo Piazzola y Ferrer realizaron otras obras de amplia difusión popular como el tango Chiquilín de Bachín (1968) o la «ópera-tango» María de Buenos Aires (1967), que incluye la bella Fuga y misterio. Piazzolla aportaría composiciones fundamentales como sus Cuatro estaciones porteñas (Verano porteño, Otoño porteño, Invierno porteño y Primevera porteña), la serie del ángel (entre ellas Milonga del ángel y La Muerte del ángel), Libertango, Decarísimo y por sobre todas Adiós Nonino, a la muerte de su padre. Piazzolla también aportó decisivamente a la renovación instrumental del tango con su octeto, que incluía intrumentos hasta entonces absolutamente ajenos al tango, como los eléctricos (guitarra, bajo, teclados, sintetizador), la batería y el saxo. También con él ingresaron al tango instrumentistas de excepción como el violinista Antonio Agri y el guitarrista Cacho Tirao, y un cantante como Miguel Angel Trelles. Piazzolla también realizó una audaz fusión tango-jazz con el saxofonista estadounidense Gerry Mulligan en 1974 (registrado en el álbum Reunión cumbre) e influyó considerablemente en el subgénero conocido como rock nacional argentino, desarrollado a partir de la segunda mitad de la década del sesenta.[]
En esas dos décadas de renovación surgieron también otros autores e intérpretes de gran importancia como Eladia Blázquez (Con el corazón al sur, Sueño de barrilete, Si Buenos Aires no fuera así), Chico Novarro (Cordón, El balance, Cantata a Buenos Aires), Cacho Castaña (Café La Humedad), el Sexteto Tango, la modernidad clásica del bandoneón de Daniel Binelli, el octeto coral Buenos Aires 8 (con un álbum excepcional en 1970, Buenos Aires Hora 0), las nuevas sonoridades introducidas por Osvaldo Berlingieri (1928-) desde el piano[24] y su asociación con Ernesto Baffa (Baffa-Berlingeri), la voz juvenil y romántica de Susana Rinaldi, la madurez compositiva de Leopoldo Federico (El último café, Qué falta que me hacés), el revolucionario álbum Concepto (1972) de Atilio Stampone, Rodolfo Mederos —a quien se consideraba como «la cabeza visible de una nueva música porteña en los años setenta»,[25] etc. También debe mencionarse aquí al último Goyeneche de la «garganta de arena» —según el cantautor Cacho Castaña— que desarrolló el arte de «decir» el tango, cuando paradójicamente alcanzó el pico más alto de la devoción popular.[]
En estas dos décadas el tango sufrió también la confrontación generacional y contracultural que llevaron adelante los movimientos juveniles en todo el mundo, con expresiones como el Verano del amor de 1967 y el movimiento hippie en EE. UU., el Mayo francés de 1968, que tuvieron en la música rock y en la revolución sexual, dos de sus códigos de referencia común. En la Argentina, esto se manifestó como una confrontación de contenido generacional entre tango y rock: el tango era la música de “los viejos”; el rock era la música de los jóvenes[.]
El fin de siglo: los años ochenta y noventa
El filme de Pino Solanas El exilio de Gardel (1984).
El presente del tango
Desde hace pocos años (comenzando precisamente a partir de determinados períodos de la obra de Piazzolla) se observa que el fenómeno de aculturación mundial que deriva en fusiones musicales entre lenguajes, si bien de origen geográfico cierto, considerados como universalmente difundidos (jazz, rock, música electrónica) y músicas étnicas o locales, también ha llegado al tango. Se trata de fusiones del tango con el jazz, el rock y la electrónica, siendo esta última la más difundida, con ejemplos tales como Bajofondo Tango Club, Tanghetto o Gotan Project. Entre aquellos que fusionan con el jazz, se puede encontrar al pianista Adrián Iaies, el contrabajista Pablo Aslan o al saxofonista Miguel De Caro, entre otros. Además, existen diversas orquestas en su mayoría conformadas por jóvenes músicos que pretenden rescatar y reinterpretar con nuevos códigos el tango, entre ellas se destaca 34 Puñaladas, Altertango, Alfredo Piro, y Astillero.

El lunfardo
El lunfardo es inseparable del tango. Si bien el tango puede cantarse con una mayor o menor presencia del lunfardo en sus letras, es la pose y la sonoridad del lunfardo rioplatense la que lo caracteriza. El lunfardo no es solo un argot integrado por cientos de palabras propias, sino que también es y quizás más esencialmente, una pose linguística, una forma de hablar algo exagerada (en la que se incluye comerse las eses), por la que suelen ser reconocidos en todo el mundo los porteños (aunque del lunfardo abarca toda la zona rioplatense, incluido el Uruguay). El tango es «reo»[] porque el lunfardo «es reo», es decir se trata de un estilo musical construido sobre el habla popular; el lunfardo es el habla del suburbio, la voz del arrabal.
Como en ningún otro lugar el lunfardo expresa la fusión migratoria que originó las sociedades rioplatenses, expresada por el tango. Palabras africanas, italianas, aimaras, mapuches, judías, gitano-españolas, gallegas, quechuas, guaraníes, polacas, portuguesas, inglesas, se mezclan en el uso cotidiano sin conciencia de su origen.
El lunfardo fue en sus orígenes y sigue siendo hoy un lenguaje oculto-metafórico construido a partir de una notable dinámica entre la sociedad carcelaria, los jóvenes y el mundo del trabajo. De algún modo, al decir de José Gobello, el lunfardo es «una travesura léxica, algo así como un guiño travieso que el habla le hace al idioma».[]
El lunfardo fue perseguido en Argentina (al igual que el carnaval). Durante la dictadura instalada en 1943 se sancionó una circular censurando los tangos que contuvieran letras en lunfardo. Por esa razón muchos fueron reescritos. Durante la dictadura de Onganía (1966-1970) el lunfardo desapareció virtualmente del tango y la música popular. En 1969 Alejandro Dolina incluyó el término «bulín» en su tema Fantasmas de Belgrano y Horacio Ferrer iniciaba su famosa Balada para un loco con una exclamación esencialmente lunfarda: «Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao...». Desde entonces, y a pesar de algunos intentos durante la dictadura establecida en 1976 por «adecentar» la cultura popular, el lunfardo registró un notable resurgimiento.[]
En la primera década del siglo XXI, el lunfardo goza de una gran vitalidad habíendo sido adoptado y reformulado por las nuevas generaciones. En gran parte por esa razón, el tango se ha insertado en los ritmos modernos (rock, hip hop, ska, etc.) a través de las letras y el habla lunfarda.[]
Términos como afano, boludo, bardo, bondi, cana, chabón, che, chorro, escabiar, junar, mina, morfi, pibe, rajar, yuta y muchos otros del habla lunfarda, constituyen el corazón del habla rioplatense actual.

La danza
En todo el mundo, «bailar un tango» es sinónimo de seducción. El tango es un arte complejo construido desde la danza.
En las dos primeras décadas del siglo XX, el tango triunfó en clubes nocturnos de París (Francia), otros países latinoamericanos (especialmente Colombia y Centroamérica) y luego en Nueva York, a donde lo introdujeron bailarines de las clases altas que por esnobismo solían frecuentar los sitios en donde se practicaba en Buenos Aires. El tango comenzó a bailarse entonces en locales nocturnos de sus ciudades de nacimiento y rápidamente pasó a salones populares.
Hasta mediados del siglo XX, se bailaba indistintamente en cabarés de lujo y en las llamadas «milongas», pistas habilitadas en clubes barriales y suburbanos de Buenos Aires, Rosario (Argentina) y Montevideo (Uruguay).
En Medellín, Colombia, la ciudad en donde murió el máximo representante del género en 1935, Carlos Gardel, el tango se convirtió en eje cultural del barrio Guayaquil. Los buenos bailarines eran ampliamente conocidos y celebrados en las milongas que frecuentaban y sus nombres solían trascender incluso en otras, más alejadas, y en todo el llamado «ambiente de tango».
La fama internacional de esta danza y la posibilidad de ser presentada en shows mundiales dieron lugar a que se desarrollaran coreografías más audaces, con exigencias mayores y figuras gimnásticas y de la danza clásica que los bailarines de las milongas solían desdeñar. El tango dejó casi de bailarse a partir de los años sesenta en Buenos Aires. Pervivieron algunas milongas. Sin embargo, en los años ochenta recibió un nuevo impulso gracias al éxito del espectáculo Tango Argentino de Claudio Segovia y Héctor Orezzoli, primero en París y luego en Broadway, generando una tangomanía en todo el globo. Florecieron academias de por doquier y gente de todo el mundo comenzó a peregrinar en busca de lugares para bailarlo, especialmente Buenos Aires, promovida turísticamente como la Capital del Tango.
Se distingue actualmente entre el «tango de escenario» y el «tango de salón», o de pista. Este último es el que bailan los tangueros no profesionales. En Buenos Aires se realiza anualmente un torneo internacional de tango, que se divide entre esas dos categorías y al que asisten participantes de los países europeos centrales, los nórdicos, Corea, EE. UU. y Japón, entre otros. Una de las parejas de tango más elogiadas, que practicaba el tango de salón aunque profesionalmente, fue la que integraron Juan Carlos Copes y María Nieves, que actuó en muchos escenarios internacionales. Otros célebres bailarines de tango que trascendieron las pistas de las milongas fueron Benito Bianquet (llamado El Cachafaz) y Jorge Orcaizaguirre, conocido como Virulazo.
En 1990 los bailarines Miguel Angel Zotto y Milena Plebs fundan la Compañía Tango X 2, generando novedosos espectáculos y que una gran corriente de gente joven se incline por el baile del tango, cosa inédita en ese momento. Crean un estilo que recupera el tango tradicional de la milonga, lo renueva y lo coloca como elemento central en sus creaciones, haciendo una búsqueda arquelógica de los diversos estilos del tango. A fines de 1998, Milena Plebs se desvincula de dicha compañía para iniciar un camino de investigación personal de diversas facetas del baile del tango.
Hacia finales de los años noventa y entrado el nuevo siglo bailarines como Gustavo Naveira y luego Chicho Frumbolli se afianzan y reinvindican el baile de la improvisación, olvidado un poco durante los años ochenta y los parte de los noventa. Surge toda una ola de investigadores del tango como Leeliana Tomaszewska que se mantiene al margen de los escenarios.
Desde 2005 comienzan a aflorar trabajos de investigación que muestran locaciones referentes fuertes, como la Práctica X o Villa Malcolm como puntos de encuentro y exposición. Surgen coreógrafos y directores de un tango que nunca ocupó un lugar fuerte en el tango, como Moira Castellano, Gonzalo Orihuela y Solange Chapperon, Raúl y Karina, Cisa, Silvana Grill, entre otros. El tango hoy por hoy está recibiendo muchas nuevas influencias.
Origen del nombre: tango y tango canyengue
El término parece provenir del idioma ibibio (de Níger y Congo) tamgú: ‘tambor’ y ‘bailar (al son del tambor)’. Se desconoce a ciencia cierta si la palabra española tambor proviene de este ibibio tamgú o del árabe hispánico tabal. En Buenos Aires se creía incorrectamente que los negros llamaban a su instrumento «tangor» porque tenían dificultad para pronunciar «tambor».
En el siglo XIX, en la isla El Hierro (de las islas Canarias) y en otros lugares de América, la palabra «tango» significaba ‘reunión de negros para bailar al son del tambor’.
El historiador Ricardo Rodríguez Molas[] investigó los lenguajes de los esclavos traídos a la Argentina. La mayoría provenía de etnias de Congo, el golfo de Guinea y el sur de Sudán. Para ellos, tangó significaba ‘espacio cerrado’, ‘círculo’ y cualquier espacio privado al que para entrar hay que pedir permiso. Los traficantes de esclavos españoles llamaban «tangó» a los lugares donde encerraban a los esclavos, tanto en África como en América. El sitio donde los vendían también recibía ese nombre.
Antes de 1900 a este género se lo llamaba «tango canyengue». La palabra es de origen africano. Los negros porteños la pronunciaban caniengue y desde 1900 los blancos lo escribieron y pronunciaron canyengue (con la ye porteña)
El «caminar canyengue» es una manera de caminar del compadrito, de cadenciosos movimientos de cadera. También se lo llama «caminar arrabalero» (siendo «arrabal», los suburbios o barrios bajos de las antiguas ciudades de Buenos Aires y Montevideo). Como lo representa Tita Merello en la película Arrabalera (1945).
El término gotán significa ‘tango’ en vesre (hablar al revés).

Compositores de tango
Ástor Piazzolla en 1971
Algunos importantes compositores de música de tango:
Gerardo Matos Rodríguez
Carlos Gardel
Julio Sosa
Ángel Villoldo
Eduardo Arolas
Juan de Dios Filiberto
Edgardo Donato
Osvaldo Fresedo
Francisco Canaro
Carlos di Sarli
Aníbal Troilo (1914-1975)
Enrique Santos Discépolo (1901-1951)
Osvaldo Pugliese
Horacio Salgán (1916-)
Julio de Caro
Juan D’Arienzo (1900-1976)
Roberto Firpo
Ástor Piazzolla (1921-1992)
Mariano Mores
Roberto Goyeneche
Pedro Maffia
Atilio Stampone
Osvaldo Piro
Sebastián Piana
Dino Saluzzi
Rodolfo Mederos
Bailarines de tango
Algunos bailarines de tango contemporáneos son:
Gloria y Rodolfo Dinzel
Pepito Avellaneda
Roberto Canelo y Valeria Eguia
El Cachafaz (1885-1942)
Solange Chapperon
Rodolfo y Maria Cieri
Gisel Duran y Alessandro Orazi
Juan Carlos Copes (1931)
Víctor Ayos (m. 2005) y Mónica Crámer (bailarines, padres de la modelo Mónica Ayos)
Teresa Cunha
Mariano Chicho Frumboli
Carlos Gavito
Lampazo
Fernando Lores
Ismael Ludman
Lucía Mazer
Gustavo Naveira
María Nieves
Nito y Elba
Gonzalo Orihuela
Orlando Paiva
Eugenia Parrilla
Nestor Ray
Gustavo Benzecry Sabá y María Olivera
Fabian Salas
Pablo Verón
Carlos Vizzotto
Miguel Angel Zotto
Milena Plebs

Bibliografía
Bottomer, Paul (1999), Tango, Madrid: Susaeta.
Cadícamo, Enrique (1973), Café de camareras, Buenos Aires: Sudamericana.
Judkovski, José (1998), El tango. Una historia con judíos, Buenos Aires:Fundación IWO. ISBN 987-96990-0-9.
Nudler, Julio (1998), Tango Judío (Del ghetto a la milonga), Buenos Aires:Sudamericana. ISBN 950-07-1498-1.
Pau, Antonio (2001), Música y poesía del tango, Madrid: Trotta.
Sábato, Ernesto (1963), Tango: discusión y clave, Buenos Aires: Losada.
Zubillaga, Carlos Borges, Jorge Luis (1986), Carlos Gardel (Prólogo de Jorge Luis Borges), Madrid: Los Juglares.
Enlaces externos [
Anarquia.org.ar/Taxonomy/Term/30 (las ideas libertarias y la cuestión social en el tango; el tango en sus orígenes).
ElPortalDelTango.com (letras, compositores, poesías, historias y mucho más sobre el tango).
Esto.es/Tango (un portal con historia, personajes, pasos de baile, videos, exposiciones, etc.).
Home.att.net/~Larrydla/Basics_1.html (Argentine Tango Dancing, Larry E. Carroll, 1997, clases para bailar tango, en inglés).
RinconDelTango.com (información, arte y cultura del tango, en el mundo).
Tango en Open Directory Project
TangoArgenti.no (tango argentino en Oslo).
TangoITU.com (tango argentino en Estambul).
Tangosis.com (tango argentino en Estambul).
Recepción del tango rioplatense en Italia, por Enrique Cámara de Landa, Revista Transcultural de Música, Transcultural Music Review. 2(1996) ISSN:1697-0101